Cuando llevas tanto tiempo viviendo tu día a día en tu casa
por la cuarentena y sabes positivamente que tu futuro y la vuelta a la normalidad
es incierta y desde luego tardará mucho (y estás colaborando con muchas
entidades y proyectos al mismo tiempo como me pasa a mí) se hace inevitable el
trasladar las reuniones de trabajo a la vía telemática, es decir, al
teletrabajo. Pero esta realidad que aparentemente puede parecer indiferente,
indolora y perfectamente adaptable, accesible y compatible (porque se da por
sentado que es así para todos y para todas las personas con discapacidad)
esconde mucha frustración y otros problemas psicológicos muy difíciles de detectar
que conducen a un continuo desaliento y por consecuencia, a un impacto social negativo
muy grande que se mezcla con esta realidad.