domingo, 29 de enero de 2017

EL ACOSO ESCOLAR II





Tal como os dije en la anterior entrada, aquí os dejo todos los trabajos que he hecho hasta ahora.
El primero que tenéis, es un testimonio escrito por mi para unas Jornadas de Acoso Escolar
que di en el museo Caixaforum hace varios años. Cuando la gente lo leyó, lloró con mi historia. Tuvo tan buena acogida, que los tres años siguientes, me pidieron que lo leyera en varios colegios y universidades, como la UAH.
De este tiempo tengo muy buenos recuerdos, ya que, cuando terminé la ponencia, se me recompensó con un cuaderno. Dentro de el las personas que me habían escuchado habían escrito de su puño y letra sus opiniones sobre mi testimonio y sobre mi persona, halagándome y ensalzando mis virtudes. Este cuaderno hoy en día, es una de mis pertenencias mas valiosas y queridas que tengo.

aqui os dejo unas fotos de mi cuaderno y los comentarios 




De modo que aquí os dejo mi testimonio sobre mis años en los que sufrí acoso escolar.


Mi testimonio
por Cristina Paredero


Para mi la palabra “colegio” era sinónimo de desesperación, miedo, angustia y ansiedad. Cuando eran las vacaciones de verano existía una Cristina totalmente diferente a la Cristina que empezaba el nuevo curso en Septiembre. Esta última, llegaba a pensar todos los años “¿que mote me pondrán los chicos varones este año?” o bien notaba una desagradable sensación en el estómago y en la boca semejante a un cosquilleo producido por muchas lombrices. Yo me imaginaba mi vida en el colegio como a través de una cámara la cuál me perseguía las 24 horas del día a la espera de que cometiera alguna estupidez. Llegaba incluso a pensar “compórtate como una persona normal, los chicos te vigilan siempre y no dudarán en reirse de ti si haces algo mal”.
“Los chicos” (así llamaba yo a los hombres varones) fueron el trauma por excelencia de toda mi vida, se reunían todos juntos en corro, no era una pelea justa, y me tiraban del pelo, me empujaban, me escondían la mochila y me tiraban el coletero a la basura. Cada año me ponían un mote diferente “pato” (porque corría como un pato) “embarazada” (por mi tripa) y el mas cruel de todos, “troll”, al que nunca llegué a comprender por que me lo ponían.
Mis padres no me comprendían y jamás lo hicieron. Sus únicas palabras eran “me da igual lo que te pase, tu mañana vas al colegio”. Recuerdo que una vez unos compañeros se metieron conmigo por el messenger burlándose de mi y cuando le enseñé esa conversación a mis padres sus únicas palabras fueron esas. Toda esta situación familiar y social contribuyó a que mi autoestima se hiciera cada vez mas pequeñita hasta tal punto de llegar a tener depresión y a haber intentado suicidarme. Me costó mucho esfuerzo salir de este círculo.
A todo estos acontecimientos había que sumarle el hecho de que los profesores no me ayudaban siempre me decían “hablaremos con el director” “les pondremos un parte” pero jamás hicieron tal cosa. Para una niña rara como yo no había lugar en un sitio como este. Me refugiaba en la biblioteca, porque sabía que allí no entrarían o simplemente me escondía en el baño a llorar durante todos los recreos llegando incluso a pensar que yo era mala, que me merecía este castigo, porque estaba loca por pensar de esa manera. Siempre me identifiqué con una frase de Albert Einstein que dice así “Tengo una pregunta que a veces me tortura ¿Estoy loco o los locos son los demás?”.
Mi manera de refugiarme de todo lo malo que era mi vida consistía en evadirme: en hacer oidos sordos cuando los chicos decían detrás de mi en clase “mira ahí esta ese troll, dios que patética que es” era cobarde y no dejaba que me afectara aunque en el fondo me doliera como si me pegaran una puñalada.
Otra forma de evadirme era irme a mi mundo,a mis libros y a mi imaginación. Leer me daba las fuerzas necesarias para aguantar el infierno que era mi vida. Me volvía valiente cada vez que me imaginaba que era el mosquetero Aramis que luchaba contra los malos, o me identificaba con el personaje de Dantés y su venganza contra aquellos que le dañaron. Me encantaban todos los clásicos ya que era la filosofía de la antigüedad. Pero mi obra cumbre por excelencia fue “ el fantasma de la ópera” ya que, yo misma me identificaba con el propio fantasma, ya que el era diferente y la gente lo repudió pero el lo único que pretendía era ser amado, al igual que el Frankenstein de Mary Shelley. Ambos eran monstruos, pero hasta los monstruos se merecen ser queridos.
Para terminar decir simplemente que, aunque en mi vida lo pasé muy mal, supe salir adelante gracias al potencial que tenía. Por eso pido que nunca os avergoncéis de vosotros mismos, ya que vuestro cerebro y vuestros dones es lo mas valioso que podáis tener jamás.

Esta segunda entrada se compone de dos partes: la primera es un relato inventado por mi en base al acoso y al testimonio que escribí antes. Después le sigue un articulo periodístico hablando sobre el acoso escolar en los TEA.
Estas dos entradas las he publicado en varios periódicos  y revistas con bastante buena acogida.

El blanco invisible
Como cada mañana, Alma se levantaba con los ojos doloridos de tanto llorar. Desayunaba e intentaba ponerse el uniforme lo más rápidamente posible sin tocarlo: aborrecía la sensación de la tela, aun a pesar de llevar una camiseta por debajo para evitar que tocara su piel. Al salir de casa se apoderó de ella un estremecimiento en el estómago que conocía muy bien. La hora se acercaba, pensó.
Subió al autobús y, como siempre, se puso en la última fila en el asiento de la esquina derecha. Se puso los tapones en los oídos, se agazapó y se hizo invisible. Con el tiempo había aprendido que Ellos siempre se ponían en la mitad del vehículo, y colocándose en la esquina, se camuflaba y no la veían. Después de bajarse del autobús a una distancia prudente de Ellos, tomó otro camino y se metió en la biblioteca de su colegio. Ellos jamás estaban por ahí y Alma, entre tanto silencio y cultura, se sentía bien.
Cuando el timbre sonó, la sensación en el estómago (que la había acompañado todo el viaje) se hizo insoportable. La clase de educación física le esperaba. Entró al vestuario y dejo la mochila escondida, aun sabiendo de sobra que a la vuelta no la encontraría ahí. Hoy era el día de hacer aerobic, y le tocaba a ella; tendría que subirse a un escenario y bailar improvisadamente al son de la música que sonaba mientras sus compañeros la imitaban. Ellos siempre aprovechaban la clase de aerobic para burlarse de ella, insultarla y reírse por su forma de moverse y bailar. Y efectivamente así fue. A pesar de la música, Alma pudo oír perfectamente los insultos tan fuertes y dolorosos que le decían. Se puso a llorar y, debido a que siempre había tenido problemas de movilidad, se tropezó y cayó de bruces al suelo. Las carcajadas que se oyeron eran ensordecedoras. Ellos la señalaban con el dedo, no tenía amigos, ni nadie que la ayudara. Entonces, no pudo evitarlo y se hizo invisible.
Se evadió de aquel lugar y se fue a su mundo, el lugar de los pensamientos, de las historias de sus libros, soñando con un mundo mejor, una vida digna lejos de aquel infierno. Pero aquella era su realidad, de la que no podía escapar…

Alma tiene TEA y, al igual que ella, muchas personas con ello sufren acoso escolar porque no están correctamente diagnosticadas y no reciben los apoyos necesarios para su integración.
El hecho de que las características de los TEA en general afecten al área socio-emocional y no sean visibles físicamente, las hace invisibles a ojos de los médicos, profesores y profesionales de todo tipo. Por esta razón es conocido, en especial el Síndrome de Asperger, con el sobrenombre de ‘el síndrome invisible’. El resultado: una persona con baja autoestima y blanco fácil de acoso.

El acoso escolar es un conjunto de  repetidas acciones de maltrato y violencia, tanto físico como verbal,  que recibe un niño por parte de una o varias personas,  caracterizado por conductas de obligación, sometimiento, intimidación, chantaje o amenaza.           
Este tipo de conductas atenta contra la dignidad de la víctima  y sus derechos fundamentales como ser humano

Un blanco fácil y directo

Las personas con TEA, al tener dificultad para entender normas o reglas sociales, los hace especialmente vulnerables y blanco fácil de acoso y victimas de acosadores (de todas las edades y niveles educativos, sin importar si son mas pequeños o mas mayores que la persona afectada) aunque es en la ESO cuando este problema se agrava, hasta alcanzar altos grados de sufrimiento e indefensión por parte de la víctima.
Por ser una característica principal del TEA el tener dificultades para entender las intenciones de la otra persona, la persona con TEA no sabe ni entiende que está siendo acosada. Esta característica trae como consecuencia años de padecimiento y sufrimiento en silencio  la burla, el desprecio, la exclusión social e incluso agresiones físicas, no pudiendo comunicarlo a nadie y racionalizando el acoso como algo que ellos merecen, por sus defectos y su forma de actuar.
Muchas víctimas de acoso escolar se analizan a sí mismas buscando defectos que expliquen porqué son acosados.
Pero la realidad es que no hay justificación alguna para el acoso.
 
Síntomas y efectos del acoso en las victimas

Este conjunto de acciones tiende a, no solo a  no disminuir con el paso del tiempo, sino a agravarse si  no se toman las medidas oportunas y necesarias
Una exposición continuada al acoso puede llevar a cambios permanentes en la personalidad.
Después de haber sufrido de forma repetitiva y continuada el acoso, este deja lesiones psicológicas, en algunos casos permanentes, mas conocidas como Síndrome de Estrés Postraumático, caracterizado por:
- Disminución de la capacidad para concentrarse y prestar atención.
- Problemas de memoria.
- Pesadillas
- Dificultades para conciliar el sueño e insomnio.
- Depresión.
- Ansiedad y nerviosismo.
- Invasión de visualizaciones o recuerdos violentos.
- Vivencia de terror o pánico ante estímulos asociados con el trauma.

- Incapacidad o dificultad para experimentar alegría.
- Aislamiento social e introversión.
- Irrupción en consciencia de pensamientos focalizados en el trauma.
- Aislamiento social e introversión.
- irritabilidad y sensibilidad a la crítica.
- Hipervigilancia (mantenerse en constante estado de alerta).

En los casos mas graves la contínua exposición al acoso puede desencadenar en suicidio por parte de la víctima .

Las estadísticas hablan  

Las últimas estadísticas aseguran que aproximadamente el 90% de los niños con Síndrome de Asperger sufren alguna forma de acoso escolar al menos una vez por semana.
Asimismo más del 94% de las personas con SA y TEA aseguran haber sufrido acoso escolar en el colegio o fuera de el.

La doble negación

Según un comunicado en 2007 de la Federación Asperger España, uno de los grandes problemas del acoso escolar o bullying y que mas  afectan a la desaparición y erradicación del mismo viene dado por la falta de respuestas rápidas y eficaces por parte de las autoridades y administraciones competentes, sobre todo en materia de educación
En ello están incluidos los responsables de los centros escolares, que en la mayoría de los casos, de una forma egoísta y para no verse implicados en algo que dañe su imagen,  tienden a minimizan el problema, y lo que es peor, negar abiertamente y con presencia de pruebas la existencia del mismo.
En los casos mas extremos pueden llegar incluso a culpar a las ví­ctimas del maltrato y a las familias de éstas, sin tomar medidas efectivas que atajen el acoso, con tal de no recibir la sanción pertinente por parte de las autoridades.
Por otra parte, el otro problema de gran importancia, es la negación por parte de las familias a la realidad de que su hijo esté siendo acosado, que, en muchos casos, desencadena en la racionalización del mismo trayendo como consecuencia comentarios tales como “defiéndete”  “no dejes que te pisoteen” o “hazles lo mismo”.
Estos mensajes son interpretados por la persona como la única medida que pueden poner, experimentando como consecuencia una sensación de incomprensión e indefensión por parte de sus familiares.

Prevención y medidas contra la adversidad

-No negar que existe un problema ni mirar hacia otro lado, tanto por parte del entorno    educativo, como por las familias del afectado.
-Hacerle ver que no está solo. Ofrecerle nuestro apoyo y demostrarle que le creemos.
- En aquellos casos en que los centros educativos no garantizan la seguridad de los alumnos y no protegen a las víctimas de acoso escolar es posible denunciar a los centros educativos por omisión de su responsabilidad. Hoy en día existen sentencias que obligan a los centros a indemnizar a aquellos niños que han sido dañados por el acoso escolar.
-También, si el problema persiste, se pueden tomar medidas extremas como cambiar de colegio o poner una demanda judicial contra el acosador.
- Contactar con asociaciones especializadas en TEA para que hagan intermediación en el centro educativo.




5 comentarios:

  1. Me ha encantado leer esra entrada y todas las anteriores. Tu blog está muy bien organizado y te doy la enhorabuena.
    Debemos por otra parte, seguir luchando para erradicar esta lacra del acoso escolar.
    Deben ser las instituciones las que actuen de oficio y lo tipifiquen como delito. De otra manera, seguirá habiendo acosadores.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Te felicito por haber dejado tu testimonio. Gracias a gente como tu podemos combatir mejor esta lacra de la humanidad que es el acoso.

    Espero que esto anime a la gente a discutir mas este tema y a que mas gente exponga sus vivencias gracias a tu ejemplo.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Gracias por tu blog y por este post.Haces una gran labor

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